Historia de Suecia

Historia de Suecia

El primer lugar de residencia conocido en el sur de Suecia data de unos 10.000 años antes de Cristo. Durante el periodo comprendido entre el 8.000 y el 6.000 antes de Cristo, comenzaron a llegar tribus que vivían de la caza y de la pesca. La edad de piedra se prolongó en los países escandinavos hasta alrededor del 1.800 a.C.

Como sucede con Dinamarca, Suecia es asociada frecuentemente con los vikingos. La era vikinga en Suecia se prolongó desde el siglo IX hasta mediados del XI. Los vikingos suecos se volcaron principalmente en su expansión hacia el este, mitad en actos de piratería y mitad en expediciones comerciales. En ambos casos, los vikingos suecos se trasladaron por todo el Báltico e incluso se adentraron en Rusia, donde llegaron hasta los mares Negro y Caspio y establecieron relaciones con comerciantes árabes. Fue también la época en las que los primeros misioneros cristianos llegaron a Suecia, hasta el punto de que ya en el siglo IX se puede hablar de una Suecia cristianizada.

Los diferentes territorios que forman el país se unificaron alrededor del año 1000, aunque cada territorio seguía siendo una unidad administrativa independiente, que establecía sus propios tribunales y leyes. Sólo en el siglo XIII se consiguió que empezara a haber leyes válidas para todo el territorio y, en 1350, las leyes territoriales fueron sustituidas por una ley nacional válida para todo el imperio.

Durante el siglo XIV, el comercio aumentó considerablemente. Suecia tuvo una especial relación con la Liga Hanseática y aparecieron numerosas ciudades como consecuencia del intercambio comercial.

La Unión de Kalmar

También en el siglo XIV, concretamente en 1389, las herencias y uniones entre dinastías provocaron que los reinos de Dinamarca, Suecia y Noruega se unificaran bajo el reinado de Margarita I. La Unión de Kalmar de 1397 implicó que los tres reinos quedaban bajo la autoridad de un sólo soberano. Esta situación se prolongó hasta 1521, en el que Gustavo Vasa fue elegido rey de Suecia.

El reinado del primer Vasa sirvió para que se establecieran las bases de la Suecia del futuro. Se reorganizó la administración, por lo que el poder se concentró en el rey, y al mismo tiempo que se implantaba la reforma protestante en el país, se nacionalizó la iglesia. Curiosamente sólo a partir de 1544 la monarquía hereditaria sustituyó a la electiva.

Expansión y decadencia

Durante el siglo XVI, Suecia intentó alcanzar la posición de principal potencia en el mar Báltico y, fruto del ansia expansionista, lanzó una guerra contra Dinamarca, que supuso la incorporación al país de los territorios que su vecino controlaba en lo que ahora es el sur del país. Además, también consiguió hacerse con parte de los territorios noruegos. En aquella época, Suecia era la gran potencia escandinava, ya que el reino comprendía Finlandia, las Repúblicas Bálticas y algunos estados del norte de Alemania. Curiosamente, Suecia también mantuvo una breve presencia colonial en Norteamérica, en la zona que hoy conocemos como Delaware.

Sin embargo, los tiempos de decadencia llegaron a principios del siglo XVIII, cuando perdió la mayor parte de sus provincias del sur y el este del Báltico, en una guerra contra Dinamarca, Polonia y Rusia, y quedó reducida a lo que hoy conocemos como Suecia y Finlandia. Además, este último territorio pasó a manos de Rusia durante las guerras napoleónicas, aunque consiguió formar una unión con Noruega que se prolongó hasta 1905. Una breve guerra en 1814 contra Noruega fue el último conflicto bélico en el que Suecia ha participado hasta la fecha.

De país pobre a país rico

El siglo XIX se caracterizó por una crisis económica, que convirtió a Suecia en uno de los países más pobres de Europa. La mayor parte de la población vivía de la agricultura y, ante las malas perspectivas económicas, alrededor de un millón de personas se vieron obligadas a emigrar desde mediados de siglo hasta 1930, la mayor parte de ellas a Norteamérica. El dato es aún más importante si se tiene en cuenta que la población del país era de tres millones y medio de habitantes a finales del XIX. Sólo el crecimiento de la industria entre 1900 y 1930 permitió a Suecia superar sus problemas económicos. El desarrollo del país se vio favorecido, además, por su neutralidad en las dos guerras mundiales.

El desarrollo de la industria favoreció el de un incipiente movimiento obrero, que ya participó en el gobierno a través del Partido Socialdemócrata en 1917. Los socialdemócratas aparecieron asiduamente en el poder desde los años 30. A partir de los años 40, los diversos gobiernos llevaron a cabo unas reformas sociales que establecerían las bases del estado actual del bienestar.

En 1986, la vida política sueca recibió un duro golpe cuando el primer ministro socialdemócrata Olof Palme fue asesinado en Estocolmo en circunstancias que aún no pudieron ser aclaradas.

El pasado más reciente de Suecia está marcado por su incorporación a la Unión Europea en 1995, después de un referéndum que se celebró el año anterior y en el que la adhesión se aprobó con el apoyo del 52 por ciento de la población. Sin embargo, Suecia decidió no incorporarse al Euro desde su implantación en el resto de estados europeos.

Fuente: Instituto Sueco

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