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Norte de Copenhague: Castillos y museos

La zona del norte de la isla de Zelanda es una de las más atractivas de toda Dinamarca. En ella se pueden encontrar imponentes castillos, museos conocidos en todo el mundo, residencias de daneses célebres y fantásticas playas.

Su proximidad a Copenhague y sus buenos accesos hacen que esta zona sea una de las excursiones por los alrededores de Copenhague más frecuentes para todos los que visitan la capital.

Entre los lugares que se pueden visitar en la región están, además de la ciudad de Helsingør, el Castillo de Frederiksborg en Hillerød, el museo de arte contemporáneo de Louisiana, la casa Museo de Karen Blixen o las playas del norte de la isla en la zona de Gilelleje.

Hillerød y el Castillo de Frederiksborg

De todos ellos, mi favorito es el castillo de Frederiksborg, en Hillerød, que funciona también como museo de historia danesa. Se trata del mayor castillo danés de la época del Renacimiento, que fue construído por el rey Christian IV en la primera mitad del siglo XVII. Todo el recinto del castillo está situado en tres pequeñas islas situadas en un lago de la ciudad y constituyen un conjunto monumental rodeado por agua y naturaleza.

La fachada en la que comparten protagonismo los colores rojo del ladrillo y verde del tejado, da paso a un interior que, aunque fue casi completamente renovado después del incendio que lo asoló en 1859 y que sólo respetó parte de la capilla del castillo- merece la pena visitar.

Castillo de Hillerod, Norte de Copenhague

Castillo de Hillerod, Norte de Copenhague

Dentro de él es recomendable pasear por las salas de la parte más baja, que mantienen algo la fisonomía de los tiempos pasados, visitar la capilla, el gran salón, las habitaciones en las que se pueden contemplar cientos de pinturas, especialmente retratos de personajes importantes de la historia danesa y, para finalizar, se puede dar un vistazo a las salas del piso superior donde se pone más de manifiesto el carácter de museo y se puede hacer un pequeño recorrido por los documentos visuales que presentan la historia danesa más reciente, incluído un retrato de la Reina Margarita realizado por Andy Warhol.

Después de la visita al castillo de Frederiksborg, es recomendable darse una vuelta por los jardines adyacentes y visitar luego el resto de la ciudad, que durante muchos años fue considerada la principal ciudad comercial de la región del norte de la isla de Zelanda.

Gilleleje y Helsingør

Después de haber acabado con la visita de Hillerød, el visitante tiene varias posibilidades para continuar su ruta. Desde la estación de ferrocarril salen trenes tanto hacia las playas de Gilleleje, en el norte de la isla, como hacia Helsingør y, por supuesto, uno cada quince minutos para quien quiera volver a Copenhague.

Para quien quiera empezar la visita por el norte, y seguir luego el camino de la costa de vuelta hacia la capital, pueden tomar el tren hacia Gilleleje y, tras un corto camino y si el tiempo lo permite, disfrutar de las playas de arena blanca que son unas de las mejores de esta parte del mar Báltico. La línea de la costa que va desde esta ciudad hasta Helsingør ofrece bonitas vistas panorámicas en un entorno en el que también se pueden encontrar interesantes reservas naturales.

Desde la ciudad de Gilleleje se puede tomar el tren que lleva hasta Helsingør y que discurre paralelo a la línea de la costa durante gran parte de su trayecto. Allí es posible bajarse en algunas de las estaciones y disfrutar de la costa, la naturaleza o de las pequeñas poblaciones como Hornbæk, por las que atraviesa hasta llegar a Helsingør.

Castillo de Fredensborg

Para quien prefiera en Hillerød coger el tren que le lleva directamente a Helsingør, por un camino rodeado de bosques, es recomendable hacer una parada en la pequeña población de Fredensborg. La ciudad es un pueblo pequeño danés como tantos otros, pero tiene el atractivo de contar con el castillo de Fredensborg, una propiedad de la Familia Real danesa construída a comienzos del siglo XVIII, que actualmente es la residencia de verano de los reyes de Dinamarca, lo que implica que la mayor parte del año está cerrado para las visitas. Además, es una buena idea relajarse con un paseo alrededor del parque que rodea al castillo.

Museo Louisiana

Una vez visitado Helsingør, lo mejor es continuar el camino de vuelta hacia Copenhague con el tren o los autobuses que realizan su recorrido paralelamente a la línea de la costa. Pocos kilómetros al sur de Helsingør, en la estación de Humlebæk, nos encontramos con uno de los museos más interesantes de toda la región: el de Arte Contemporáneo de Louisiana.

Curiosamente, el museo no queda en mitad de una ciudad o un núcleo urbano, sino que hay que desplazarse a las afueras, junto a la costa para encontrarlo. Eso le garantiza un entorno natural impresionante- con una pequeña playa incluída- que, especialmente en los días de buen tiempo, es tan atractivo o más que los propios fondos del museo. La arquitectura, el entorno y la distribución del edificio es tan impresionante que atraen a los visitantes, tanto a los que les gusta y comprenden el arte moderno como a aquellos más críticos con los estilos de la colección del museo.

Entre las obras que se pueden encontrar en el museo destacan las de Alberto Giacometti y las de Alexander Calder. Además, se pueden encontrar trabajos de autores como Pablo Picasso, Andy Warhol, Yves Klein o Jean Dubufet, entre otros, dentro de la colección permanente del museo, que amplía su oferta con exhibiciones temporales que ofrecen por un corto periodo de tiempo una nueva imagen y nuevos atractivos al museo.

Museo de Karen Blixen

Siguiendo la costa hacia Copenhague, en la estación de Rungsted Kyst, nos encontramos la casa-museo de la escritora Karen Blixen (ver sección de Personajes conocidos en este portal) donde la autora danesa de «Memorias de África» vivió tras su retorno de Kenia y en la que escribió buena parte de sus mejores obras.

La visita de esta zona de la isla puede concluir en Klampenborg, ya en las proximidades de Copenhague, en la que se puede visitar Bakken, el parque de atracciones más antiguo del mundo, y quien tenga ganas de pasear por los alrededores puede descubrir en el entorno el pintoresco hipódromo. Con una bicicleta, además, no es difícil llegar a la zona de Lyngby, cuyos lagos ofrecen un bonito paisaje alrededor del cual es posible pasear por un bonito bosque y que, cuando el tiempo lo permite, ofrecen la posibilidad de tomar un buen baño.

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